www.ebsermones.blogspot.com |
Es importante distinguir al dirigente del que ejerce un
liderazgo.
La condición de dirigente tiene que ver más con la legalidad
estatutaria, y con el procedimiento formal de designación, en tanto que el
liderazgo se sustenta en la legitimidad de un mandato que se asume. Además: El
líder se inspira en la convicción, o en la entrega emocionada de sus
seguidores; en tanto que el dirigente confía en la disciplina de los
colaboradores, y en la solidez de la organización
El líder debe ser y parecer, y el dirigente basta con que lo
sea. El que ejerce un liderazgo no está sometido a términos o fechas; pero el
que desempeña una dirigencia normalmente responde a plazos estrictos.
Entre el líder y dirigente siempre hay una paradoja: el
dirigente aspira siempre a ser líder, aunque no siempre lo logra y el líder muchas
veces llega a transformarse en dirigente aunque no lo quiera.
Aún cuando el líder y el dirigente cuentan con el carisma
para realizar su trabajo, la diferencia es radical: el carisma del líder es personalísimo,
y el del dirigente es institucional.
El dirigente manda, el líder convence: el dirigente
considera el trabajo como una rutina y la perseverancia en el líder, llega a
parecer heroicidad.
La dirigencia es un oficio, y el liderazgo un arte. Las dos
son tareas, pero la dirigencia tiene que ver con pocos, y la otra, el
liderazgo, con muchos.
El líder cree en la acción, y el dirigente confía más en la
omisión.
El dirigente prefiere más el gradualismo, y el líder busca
la transformación súbita.
El dirigente pugna porque los principios se respeten; y el
líder porque se disfruten.